Kaspersky enseña a los padres de familia cómo proteger las operaciones
financieras de sus hijos con cuatro sencillos pasos.
Siete de cada diez niños latinoamericanos ya cuentan con un teléfono móvil
propio, lo que convierte a la ciberseguridad en un componente esencial de la
educación financiera infantil, pues hoy, los menores ya realizan sus primeras
transacciones en entornos digitales y cada vez más alejados del dinero físico,
desde compras en aplicaciones y recompensas en juegos, hasta el uso de tarjetas
vinculadas a billeteras electrónicas, por lo que necesitan aprender a manejar el
dinero de manera responsable y segura.
Así lo advierte un nuevo informe de Kaspersky, donde se resalta que la educación
financiera, cada vez más reconocida como un hábito esencial, enfrenta el desafío
de adaptarse a estas nuevas dinámicas. Sin una adecuada conciencia digital,
incluso una buena base de ahorro o presupuesto, no se puede proteger a los
menores de fraudes disfrazados de sorteos, ofertas engañosas en juegos,
suscripciones ocultas o intentos de robo de identidad. “Integrar las finanzas con la
ciberseguridad es clave para que las nuevas generaciones aprendan a administrar
su dinero con inteligencia y a defenderse de las ciberamenazas que forman parte
de su vida cotidiana”, asegura Carolina Mojica, Gerente de Productos para el
Consumidor para Norte y Sur de América Latina en Kaspersky.
En este contexto, los expertos de Kaspersky recomiendan estos cuatro pasos para
que los padres enseñen a sus hijos cómo gestionar su dinero de forma
responsable y segura en el mundo digital:
- Establecer límites claros de gasto
Ayudar a los niños a comprender los límites es el primer paso para desarrollar
tanto la disciplina financiera como la conciencia digital. Comienza estableciendo
una estructura básica de presupuesto para los gastos típicos de tu hijo:
- Útiles escolares
- Comida o almuerzo
- Compras relacionadas con deportes o pasatiempos
- Entretenimiento (apps, juegos, suscripciones)
En lugar de controlar cada gasto, hablen en porcentajes. Por ejemplo: “70% para
gastos escolares, 20% para entretenimiento y 10% para ahorro”. Usa esta
oportunidad para introducir nociones de dinero digital: explica cómo las compras
dentro de apps, las microtransacciones o las tarifas ocultas pueden vaciar su saldo
si no tienen cuidado.
2. Usar métodos de pago seguros
Dar dinero en efectivo a los niños puede parecer sencillo, pero trae consigo
desventajas evidentes: se puede perder, robar o gastar sin dejar rastro. Una
alternativa más segura y educativa es introducir tarjetas bancarias para niños o
billeteras digitales con controles parentales integrados. Estas herramientas
permiten fijar límites de gasto, recibir notificaciones instantáneas de compras,
rastrear transacciones en tiempo real e incluso bloquear categorías como
marketplaces o plataformas de juegos. De esta manera, los niños disfrutan de
independencia para manejar su dinero, pero los padres cuentan con supervisión y
pueden intervenir si algo parece inusual.
Igualmente, es importante proteger el entorno digital donde se realizan estos
pagos. Las apps bancarias y las tiendas en línea pueden ser objetivos de
ciberdelincuentes, por lo que instalar una solución de ciberseguridad con
navegación segura y protección de pagos resulta esencial.
3. Proteger los dispositivos y las cuentas financieras
Los niños pueden no comprender del todo la importancia de la seguridad de las
cuentas, pero una contraseña débil o un dispositivo robado logra exponer todas
sus aplicaciones financieras. Como padre, puedes ayudar:
● Activando la autenticación de dos factores (2FA) en cada app usada para
compras en línea. Es una capa extra de seguridad para las cuentas que
funciona como una doble cerradura: además de la contraseña, se pide un
segundo código que llega por SMS, correo electrónico o una aplicación
especial. Así, aunque alguien descubra la contraseña, no podrá entrar sin
ese segundo paso.
● Usando un gestor de contraseñas, que almacena credenciales de forma
segura y permite acceso familiar en caso de emergencia. De esta manera, los niños no necesitan recordar muchas claves diferentes ni apuntarlas en lugares inseguros. Los padres también pueden tener acceso a ese gestor en caso de emergencia.
● Enseñando las bases de una contraseña fuerte: al menos 12 caracteres,
evitar nombres o fechas de nacimiento y no reutilizar claves en diferentes
plataformas.
Convertir estos hábitos en prácticas cotidianas dará a tu hijo las herramientas para
mantener a salvo tanto sus finanzas como sus datos personales.
4. Controlar suscripciones y cargos recurrentes
Una de las formas más fáciles en que los niños pierden el control de sus
gastos es a través de suscripciones. Hoy en día, muchos juegos, herramientas
educativas y servicios de streaming usan modelos de pago recurrente en lugar
de compras únicas. Un niño puede inscribirse en una “prueba gratuita” sin
darse cuenta de que luego se convertirá automáticamente en un cargo
mensual. Como estas tarifas suelen ser pequeñas y repetitivas, pasan
desapercibidas hasta que el saldo se agota o un padre revisa la cuenta.
Enséñales a:
● Pedir permiso antes de iniciar una prueba gratuita.
● Revisar las configuraciones de “auto-renovación” y aprender a
cancelarlas.
● Colocar recordatorios en el calendario para las fechas de fin de prueba.
Por el lado de los padres, revisa regularmente el historial de compras en la tienda
de apps y busca notificaciones de renovación en tu bandeja de correo. Muchas
apps bancarias y herramientas de seguridad también pueden señalar cargos
recurrentes o enviar alertas en tiempo real por cada transacción, lo que facilita
mantener el control de los gastos. Al convertir la gestión de suscripciones en una
responsabilidad compartida, ayudas a tu hijo a entender que los cargos “invisibles”
también son gastos reales que requieren atención.
“El riesgo no está solo en cómo los niños gastan su dinero digital, sino en la huella
de datos que dejan al hacerlo. Cada transacción en línea, cada cuenta creada y
cada dispositivo usado puede convertirse en un punto de entrada para un
ciberataque. Por eso, la educación financiera debe ir de la mano con la
ciberseguridad: no se trata únicamente de enseñar a manejar un presupuesto,
sino de formar usuarios capaces de identificar fraudes, proteger sus credenciales y
entender que su información personal también tiene valor económico en el mundo
digital”, agrega Mojica.
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